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Lima, 22 de diciembre, 2014.- El pasado 19 de diciembre Audiovisuales del Perú (Adep) celebró sus Bodas de Plata en compañía de amigos, amigas y colaboradores en el Centro Columbano de Estudios Misioneros en el distrito de Los Olivos.

Adep es un espacio de oportunidades y desafíos que ha marcado vidas y acompañado sueños en estos 25 años de vida institucional. Un lugar donde se aprende a comprender al otro, a escucharlo y valorarlo por lo que es, donde las fortalezas de cada uno se pueden sumar para alcanzar un objetivo común.

Objetivo que en cada paso se construye a través del diálogo, la solidaridad, la acogida, el acompañamiento que significa compartir y dar amor, a uno mismo y al otro.

El oasis Adep

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Jorge Duárez

Los jóvenes siempre están en la búsqueda del sentido de la vida, y aún más cuando una generación es marcada por violencia política desde el Estado y grupos armados, donde se les enseña que los principios no cuentan, y que pueden ser transados por unos billetes.

Jorge Duárez, ex participante del Programa Ciudadanía y Democracia (PCD) de la edición 2004, explica muy bien que los años 80 se “marcó una derrota de propuestas colectivas” y para sobresalir de ello el costo ha sido alto.

“Para mí y para muchos Adep ha sido un oasis en medio de un desierto (…) a mí me ayudó a reflexionar de forma más responsable la relación entre la política y la fe (…) porque me dio una formación ética a partir del cual siempre intenté marcar mi posición política”, afirmó

Además, reflexionó sobre el marcado individualismo y ánimo de competencia que se promueve en estas últimas generaciones, olvidándose de la formación integral que como futuros ciudadanos y ciudadanas se debería inculcar.

De tal manera que, invitó al auditorio a responder cómo los jóvenes de ahora construyen o hacen política en un país –como el nuestro- donde esa palabra es negativa en el imaginario social, donde no se tiene referentes políticos ni organizacionales, y especialmente, ¿es posible hacer política desde una opción de fe?

Adep es crecer

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Pamela Barrantes

El Programa Ciudadanía y Democracia (PCD) se ha convertido en un semillero de líderes y lideresas que apuestan por sus propias comunidades.

Pamela Barrantes, es una estudiante universitaria y participante del PCD 2013, quien  resaltó el aporte en su crecimiento personal y liderazgo que ha significado pasar por el programa de formación.

Desarrollo que la ha ayudado ser más consciente de reconocerse en los otros, valorarlos y así apoyarse porque “como jóvenes somos el presente y el mañana también y saber que nuestra voz sí tiene incidencia”.

Es así que en la nueva edición 2014 del Festival Construyendo Esperanza asumió el liderazgo de organizarlo como parte de las organizaciones juveniles de Comas bajo el lema “Construyendo nuestra Casa Grande”.

Experiencia que la ayudó aún más a reafirmar sus valores y compromisos con su entorno y compañeros y compañeras, “Aprendí a escuchar y crear sinergias con jóvenes para construir nuestra Casa Grande que puede ser nuestro país, nuestro barrio y hasta nuestros propios hogares”.

La oportunidad de soñar, de hacer

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Irma Barrantes

A veces no todas las personas tienen la oportunidad de crecer y desarrollarse en un contexto saludable que les brinden las herramientas básicas para su desarrollo y la realización de sus sueños.

Este es el caso de Irma Tomas, participante de los talleres 2009  y la Escuela de Acompañamiento (EDA) 2014, quien confirma que hacer realidad un sueño sí es posible, solo es cuestión de perseverancia y confianza en Dios.

“Soy de Huancayo. Cuando llegué a Lima solo tenía un espacio y la calle, vivía cerca de un mercado donde solo veía niños y señores que pasaban necesidad, eso me marcó mucho”, explica.

Tal vivencia la impactó que decidió ser alguien en la vida que ayude a los demás, “recuerdo que le dije a una tía mía, seré empresaria y ayudaré a estos niños”. Y hoy, Irma, vive su sueño al acompañar la formación de jóvenes en un instituto tecnológico.

Visión que fue posible gracias al apoyo que ella recibió en la congregación El buen Pastor, “fue una oportunidad de hacer cosas, como participar de los talleres de Adep (…) espacio que me ayudó a crecer, a abrirme más, aprendí a no criticar a los jóvenes sino a escucharlos (…)”.

“Entonces comencé a soñar más y que sí puedo hacer realidad (…) y saber que hay más jóvenes como yo, de personas que quieren cambiar el futuro (…)”, afirma Irma.

Todo este caminar se plasma en lo que hoy Irma vive, “(…) cada uno va replicando lo aprendido, lo implementa de a pocos, todo es un proceso (…)”.

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