Por Genoye Lipa (*)
He sentido una buena integración de todos y todas, un liderazgo circular y participativo, especialmente, la cooperación en los trabajos, la actitud de compromiso y responsabilidad "
Como parte del grupo he visto y sentido una buena integración de todos y todas, un liderazgo circular y participativo, especialmente, la cooperación en los trabajos, la actitud de compromiso y responsabilidad. Lo que influyó de forma positiva a todo el grupo, construyéndolo e integrándolo, favoreciendo de esta manera a mantener un clima agradable de relaciones sanas, sin que nadie asuma una actitud de un líder autoritario.
En esta experiencia de la misión se vio claramente en cada uno de mis compañeros la puesta en práctica de todo lo aprendido en los talleres, siento que de alguna manera nos sentimos tocados profundamente con los diferentes temas desarrollados en el PCD; se sintió la participación de ciudadanos comprometidos con el prójimo, al estilo del buen samaritano nos hemos configurado con la realidad del lugar en la que cada uno y una puso de su parte, dando lo mejor de sí, entregando su esencia como persona, el sentido de colaboración y la corresponsabilidad de unos con otros.
También, desde el tema de lo que significa ser un ciudadano todos y todas estamos conscientes de lo que pasa dentro de nosotros, nos dejamos tocar el corazón con los temas expuestos en las jornadas: el reconocer nuestros derechos y de los demás, el sentido de pertenencia, e identidad, la participación, el conocer la realidad de nuestro entorno sociopolítico, el tema de la corrupción, los abusos del poder, el enriquecimiento de unos pocos y las múltiples necesidades que pasan la gran mayoría del país, la ética, la moral, la realidad de tantos jóvenes que cada día buscan el sentido de sus vidas, el reconocer y afirmarnos en los verdaderos valores que construyen una sociedad más justa y equitativa.
Para mí la misión ha sido muy positiva de cómo hemos puesto en práctica lo aprendido. He tenido experiencias muy parecidas de misión, pero siempre hay algo que aprender de cada grupo y además cada lugar es distinto, nunca serán iguales. Por eso, agradezco y felicito a cada uno de mis compañeras y compañeros que juntos conociendo esta realidad aportamos desde un corazón abierto y sincero poniendo la mano en los trabajos muy sencillos que quizá significó mucho para el centro educativo de Paullo tanto como para la familia que visitamos de alguna manera siendo participes de la vida de los pequeños, de los docentes, de los padres de familia de esta institución educativa. De igual manera en el segundo día con la familia a la que nos llevó el Señor Martin y su esposa, a la primera impresión claramente se vio la carencia de esta familia, en todo sentido, como: económica, alimentación, salud, etc. Es aquí donde me sentí más tocada siendo testigo de lo poco que tenían. El poder ser parte de sus vidas realizando la limpieza de su humilde choza, y lo que más me dolió, claramente lo recuerdo, fue la carencia de lo más básico para vivir: la alimentación, pues tan solo se abastecían de un kilo de arroz, 3 tomates, unos limones, 4 tarros de leche, pan seco, una cebolla unos kilos de azúcar, todo esto para sus 6 pequeños hijos y lo único valioso que se encontraba era una televisión. Esto fue todo lo que tenían para sobrevivir, aún hasta hoy tengo presente -como si fuese una fotografía- esta situación que traigo en mi mente y corazón. Pensé como es que hay unos pocos que se llenan el bolsillo de riqueza, muchas veces, a costa de los pobres.
Compartir esta vivencia me hizo mirar mi realidad personal y familiar, por lo que me siento muy agradecida a Dios por ello y continuaré valorando lo poco o mucho que tengo en mi vida. Estoy segura que a todos y todas nos movió el corazón esta experiencia, quizá en algunos momentos hemos sentido el cansancio, pero fue de satisfacción que retornábamos de la jornada. Este acontecimiento fue como saciar la sed que tenía de un espacio como este. Es muy cierto que momentos y experiencias como este nos humanizan y ablandan más nuestros corazones duros, ciegos y cerrados. A veces solo nos situamos en nuestras propias necedades, en esta sociedad que nos arrastra solamente a luchar a toda costa en la búsqueda del bienestar personal. Por lo tanto, no somos capaces de mirar una realidad tan distinta a la nuestra, que no solo está en Lunahuaná, sin ir muy lejos, encontramos contextos similares en los asentamientos humanos de la ciudad de Lima; y este viaje de misión significó tomar conciencia -una vez más- de todo esto y también a seguir cuestionándome sobre ¿Qué más puedo hacer por ellos, y dónde realmente están los pobres? También, reconozco, que me ayudó a verme en una experiencia distinta y conocerme un poco más en otros ambientes, mostrándome desde mi originalidad. Y también me siento muy agradecida con la Villa Fátima por la buena acogida que nos brindaron, el señor Martin y su esposa por darnos a conocer el lugar y las realidades e historia que se respira en ese bello lugar de Lunahuaná. Gracias por todo.
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* Genoye vive en Surco, participa en la Congregación Sagrados Corazones de Jesús y María y actualmente participa de la Escuela de Liderazgo Juvenil de Adep en el programa formativo Ciudadanía y Democracia.