Por Edith Galarza (*)

Helen

 Edith y todo el equipo de jóvenes líderes participantes del PCD 2015

 

La labor que realizamos -como grupo de líderes- fue sensacional, aparte de brindar ayuda a otros, también nos ayudó a nosotros mismos, crecimos como personas y tomamos conciencia de aquella realidad diferente a la que uno vive, descubrimos que el Perú no es solo Lima, sino es mucho más que eso. Tomemos conciencia de nuestra realidad y seamos parte del cambio (...)"

No asumimos un liderazgo autoritario en la que nuestra palabra sea ley, no asumimos un liderazgo permisivo donde muchas veces se llega al libertinaje; asumimos un liderazgo participativo, organizacional donde cada uno de nosotros participó para lograr el objetivo. Fue eso lo que se vio reflejado en el viaje de misión a Lunahuaná.

Organización y decisión fue el ingrediente esencial para esta misión. En ambas labores que realizamos lo primero que hicimos es observar, preguntamos a las personas con qué podríamos ayudar porque su opinión de ellos es importante ya que así de una u otra forma les ayudaremos a ser también parte del cambio.

En  la escuelita de  Paullo, luego de conversar con la directora y escuchar que era lo que ella quería mejorar, pusimos manos a la obra. Para realizar esta labor creo que la clave fue organizarnos y designarnos en qué áreas se iba trabajar y no solo realizar la actividad de manera desordenada; por ejemplo, un grupo tenía la tarea de desempolvar y acomodar los libros,  otro grupo designado para acomodar y limpiar la sala de computación, otro de la decoración y también para el arreglo de los instrumentos musicales. Al empezar con la labor todos, muy entusiasmados, cumplían con el papel que les había tocado a cada uno; pero, al ver las horas pasar y ver que había mucho por hacer, hubo un momento donde se pensaba no terminar, ahí fue donde nos inyectamos fuerzas extras y con mucho empeño logramos realizar la labor, y logramos concluir. Como parte del grupo de líderes me sentí muy satisfecha con lo realizado y con la ayuda que aportamos para la mejora de la escuelita.

Al día siguiente fuimos a una familia en Catapalla. Al ver su situación, en un principio, no sabíamos por dónde empezar porque había tanto por hacer de rincón a rincón; así que nuevamente manos a la obra, como líderes nuevamente a organizarnos y asignar tareas fue una buena estrategia para cumplir la misión.

Al finalizar, tengo muchos puntos por analizar acerca de la situación de la segunda ayuda que realizamos, por ejemplo me preguntaba si ¿la pobreza se asimila o se relaciona con falta de limpieza? Eso es algo cuestionable; creo que ahí la labor del grupo fue asistencial, pero en parte también hacíamos que los integrantes de esta familia participen de su mejora. Otro punto, fue si esa familia no tenía para comprar alimentos e incluso detergente ¿Cómo podía costear los gastos de cable? E incluso tenía dos televisores, es algo que no pude preguntar a la familia porque tal vez tienen una explicación.

En general, la labor que realizamos -como grupo de líderes- fue sensacional, aparte de brindar ayuda a otros, también nos ayudó a nosotros mismos, crecimos como personas y tomamos conciencia de aquella realidad diferente a la que uno vive, descubrimos que el Perú no es solo Lima, sino es mucho más que eso. Tomemos conciencia de nuestra realidad y seamos parte del cambio, no seamos ciudadanos pasivos aquellos que esperan que las cosas pasen o que otros realicen el cambio, sino seamos líderes activos que ante nuestra realidad podemos ser capaces de iniciar y realizar una transformación. Debemos recordar que el cambio empieza en uno mismo y prediquemos con el ejemplo.

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* Edith, vive en Ate Vitarte, estudia Trabajo Social en la Universidad Nacional Federico Villarreal y actualmente participa de la Escuela de Liderazgo Juvenil de Adep en el programa formativo Ciudadanía y Democracia 2015

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